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EL CASO MARIELA CAPÍTULO UNO

EL CASO MARIELA CAPÍTULO UNO

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Publicación digital de las notas de Fuera de la Ley a partir de 1997 “Nada hacía suponer los acontecimientos que sobrevendrían.

La gente estaba satisfecha, contenta de existir de forma ordinaria”

Monstruos perfectos Miguel Molfino

Una familia humilde, los padres empleados de comercio, la hija con un sueño a punto de cumplir: ser maestra, y un sueño para el que le quedaba tiempo: graduarse en odontología. Creció en un hogar profundamente religioso, un hogar de puertas abiertas donde nunca faltó un plato de comida para el amigo, donde se festejaba con alegría los pequeños acontecimientos familiares. El barrio Aeroparque fue testigo de su crecimiento y de sus ganas de vivir.

Al terminar el secundario, un pecado de juventud la convirtió en temprana madre de Juancito, un niño al que le dio su apellido y su amor. Mariela Beatriz Romero viajó a Tucumán con una vocación definida. Su experiencia en esa ciudad la convenció de que aún no había madurado lo suficiente para realizarse lejos de su familia. “Tenía miedo de lo que le podía pasar…”. Al volver eligió otra vez el delantal blanco ahora como aspirante a maestra en el Instituto del Huerto, quería ayudar a sus padres con una profesión. Sus deseos de superarse la llevaron a participar de numerosos cursos, aprendió piano, computación, prevención de enfermedades de la zona y, hasta, artesanía. Nunca tuvo problemas con sus compañeros e inclusive por su carácter sociable era el centro de las reuniones.

Atractiva, no demasiado alta, pero de formas armoniosas Mariela pensaba casarse éste año con su novio, un gendarme que estudia en Córdoba. La distancia no era un problema, las cartas y las llamadas mantenían con gran fuerza los proyectos. El dinamismo de Mariela le permitía la práctica deportiva, principalmente el voley, casi todas las tardes. Como cualquier chica de su edad salía con sus amigas a bailar y divertirse.

El Sábado 1 de Diciembre aceptó la invitación a Hipólito Yrigoyen para celebrar la culminación de un curso de educación física. Se estaba integrando a sus compañeros y bailó solamente tres temas, sin embargo, la pasó bien. Estaba previsto que una traffic la condujera de vuelta a casa. Viajó distendida con otros chicos y chicas y entró a Orán cerca de las 6 de la mañana. Dada la hora le pidieron al conductor que se desviara apenas cinco cuadras de la avenida Palacios, por donde ingresaron, para dejar a Mariela en su domicilio. Ante la negativa del chofer Mariela bajó en la esquina de la calle Fray Luis Beltrán. Caminó por medio de la calle, llegó a la plaza Mariano Moreno y se persignó frente a la Iglesia Santa Teresita. El trayecto posterior tenía poca iluminación y demasiados baldíos y yuyarales…

Hoy 2018 calle Fray Luis Beltrán el trayecto que encaró Mariela y debajo en foto invertida cuatro cuadras después donde fue atacada

Se llamaba Mariela Beatriz Romero. Un año le faltaba para ser maestra y ciento cincuenta metros para llegar a su casa.

 
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