“Alcanzó a divisar un bulto caído en el suelo y le llegó a las narices el olor de la pólvora…”
Pigmalión Leopoldo Hurtado
A las trece treinta reportaban en el centro de comunicaciones del hospital un herido de arma de fuego en el desvío de bagayeros al norte del Puesto 28. No hizo falta ambulancia, la victima llegó al San Vicente de Paul pasajero de la Policía, o por sus propios medios, no sabemos. Tiene un disparo de escopeta en la cara. Una bala le entró entre la nariz y el ojo con orificio de entrada sin salida. Le registraron perdigones dispersos por radiografía. El cuadro no parece de vida o muerte visto que no recaló en terapia intensiva. Mañana, con nuevos estudios, y consulta al neurólogo, van a emitir un diagnóstico firme.
Es el pasador “paraguayo” Tomás Cristaldo Muñoz (31). No hizo denuncia y no contestó cuando le preguntaron si iba a hacerlo. Culpa a un capataz (el que alquila el playón y cobra peaje), un tal “Pelao”. Se hablaba de una batalla campal de bagayeros tipo lejano oeste, lo que no sería raro ni la primera vez. Parece más una bronca personal. En materia de violencia la frontera libre da para todo. Impera la ley del más fuerte.