“Hojeo revistas estúpidas, escucho discos viejos
me pregunto en qué momento
los dinosaurios sintieron
que algo andaba mal…”
Esperando que la aspirina     Fabian Casas
Más tarde o más temprano todos se van a contagiar han anticipado encumbrados funcionarios, distinguidos profesionales médicos y eminentes voceros de los viejos profetas del desierto o de Galilea. Nos han dejado colgando en las cabezas el sambenito del coronavirus. Todos vamos con nuestro culo en la mano tratando de espantar los fantasmas de la peste. Cuentas, nombres, sospechas, rumores, remedios, vacunas, protocolos más el osario común de victimas son el tema obligado en los medios y en los cafés. Detrás del nuevo mundo léxico está el miedo.

El 3 de Julio operaron en el hospital a un interno de la unidad carcelaria. De vesícula. El paciente era el “Negro” Jorge Deolindo Morán (51) que cumple una condena de 14 años por el secuestro y violación de una chica de quince en el 2011.

Devuelto a la cárcel para la convalescencia fue ubicado en el pabellón M donde están justamente los enfermos y la gente de edad. Treinta y cinco internos. El 7 el cirujano dió positivo de Covid 19 y quedó en la sala especial de cuarentena. Es asintomático. La noticia armó un revuelo intramuros.

A Morán lo aislaron e hisoparon. Todo el sector era población de riesgo. El Viernes llegó el resultado. Negativo para coronavirus. Anduvo rondando un soponcio general. Hubiera sido un desastre.