“La hoja de la navaja estaba abierta y manchada de sangre…”
Tú eres el hombre Edgar Allan Poe
Un viernes atrás, el 16, llegaba a la Guardia del hospital derivado de Pichanal un chango Yrigoyenense de 20 años con un macabro tajo que le cruzaba toda la cara. Amén de un puntazo en las costillas. Algo terrible había pasado esa madrugada. La sangre botada era mucha.
Expuso a la Policía que esperando el colectivo cerca de la cancha de fútbol conocida como “La 12″ un desconocido, que con otro daba vueltas detrás suyo, le rajó el pómulo sin decir palabra para bolsiquearle 220 pesos. Otros desconocidos lo ayudaron que no se desangrara comprimiendole las heridas con ropa.
Al día siguiente, el 18, cambió la historia.
Dijo haber mentido el robo por miedo. Tomando vino con unos amigos el novio de la dueña de casa se levantó alterado reclamando que hablaban mal de él y armó la carnicería. Sería un tal Fernando. La carátula judicial es lesiones gravísimas con desfiguración de rostro. Orilla una tentativa de homicidio.