“-Nos morimos cuando Dios lo dispone.
-¿Y por qué dispone Dios que nos muramos?
-Porque es libre de hacer lo que quiere.
-¿Es bonito morirse?
-Qué va, mi vida.
-¿Y por qué Dios quiere una cosa que no es bonita?
-Todo lo que Dios quiere para nosotros es bueno.
-Pero tú acabas de decir que no lo es.
-Me he equivocado, querida…”
Jardín de infancia Naguib Mahfuz
“Estoy mirando el último poniente. Oigo el último pájaro. Lego la nada a nadie…” concluye Jorge Luis Borges su poema El Suicida. Él y tantísimos artistas han hablado del suicidio, los científicos sociales estudian el suicidio, los psiquiatras, los religiosos opinan sobre el suicidio pero a la gente común la han disciplinado que está prohibido hablar de suicidios sino el mundo entero se va a suicidar culpa suya. Este tabú o prejuicio alcanza a la prensa que solo publica los suicidios de celebrities que se venden muy bien. La plata mata prejuicio. De los chicos de Orán está prohibido porque no es redituable. Se matan a la vuelta de tu casa, en la ciudades vecinas cerca de lo de un tío y el epitafio lo escriben en las redes los amigos y parientes que, como si pudieran hablar con el muerto, le preguntan por qué tomó esa decisión terrible. ¿Cómo se puede prevenir algo de lo que no se sabe nada y de lo que no se puede hablar?. ¿Con un teléfono?.
Algunos piensan que es una facultad soberana, personal. La contracara del nacer sobre lo que no tenemos dominio. A menos que seas aquel semidiós de la mitología griega que salió del útero materno y se puso a ayudar en el parto. No se puede elegir nacer, si, morir. Se hace problema cuando los suicidas son muy jóvenes, cuando su muerte pudo haberse evitado con una palabra, con un dinero, con un tratamiento, con un mundo que dé ganas de ser vivido.
De las abultadas cifras recientes anotamos tres suicidios en la segunda semana del mes. El Domingo 10 de Febrero un chico de 22 años, Reynaldo Walter A, se colgó en la Pueyrredón al final, era del 17 de Octubre, tenía problemas con las drogas, ese mismo día traían de la Colonia una mujer de 27 años, Sandra J del barrio Manero, al parecer vencida por un mal de amores, el Viernes 15 en barrio Caballito otro chango de 22 años Leonel Alejandro L, se ahorcaba a un tirante el día que supo iba a ser papá en un ambiente de drogas, bebida y delincuencia muy pesado. Cerca, de los 200 Años trasladaban al hospital el Sábado a la madrugada a José Luis (32) totalmente borracho y con la marca profunda de una soga al cuello. Salvado, quedó en tentativa y no quiso ni Policía ni psicólogo ni nada de nada. Como diciendo: es cosa mía.