“Es tarde porque el somnífero ya está en la copa…”
Ladrón de sábado     Gabriel García Márquez
A una púber de 14 años que es adicta y sufre epilepsia la hallan tirada en un socavón en las afueras de Urundel a fines de diciembre del 2021. Es el inicio de una historia de horror y desamparo. Un tipo la ha levantado en una moto negra le ha puesto un trapo en la boca, y, por el dolor que siente en sus genitales, la ha violado.

Es un vecino, un tal Coya. Agrega que le ha hecho lo mismo a una amiguita de 17 con retraso madurativo. El examen médico constata lesiones compatibles con un acto sexual forzado.

Coya es un tractorista de nombre Luis María Tejerina (44) que vive en finca Caissa. Lo detienen. Dice que es todo una mentira armada por la madre que ha sido pareja suya. Por despecho.

Acusado de dos abusos sexuales con arma (en los relatos de las menores usa un cuchillo y les da pastillas para sedarlas) llega a Juicio en la Sala II vocalía de la Jueza María Laura Toledo. En las audiencias del 28 de febrero al 15 de marzo resuena el estado calamitoso de presas fáciles de las victimas. Es un hecho. Han sido violadas.

El abogado defensor Cardozo Cisneros acepta esa realidad pero alega que el autor no es su cliente. No hay ADN, no hay secuestro de pastillas, no hay moto negra.

Para la Jueza la palabra de las chicas resulta suficiente. Condena al Urundelense a diez años de prisión.