
“Uno tras otro caen sin que yo me ensangriente las manos…”
La casa de Asterión Jorge Luis Borges
Alejandra y su familia, su padre, su cuñada, sus hermanas les están dando batalla a los prejuicios de género, ideología que supone al hombre un patriarca malvado y pervertido y a la mujer un indefenso ser incapaz de mentir.
Su hermano, el “Pelao”, está preso acusado por la mujer del hermanastro de meterle los dedos a su hijita de cuatro años. Así bajando de la moto en plena calle a la vista de todos. No una vez sino dos veces. De la primera denuncia salió libre, de la segunda en enero quedó preso.
Las manifestantes lo defienden.
Creen que detrás está el marido de la denunciante que cumplió ocho años de prisión por violar, justamente, a la hermanastra, una de las reclamantes, y conoce como se manejan estas cosas en la Justicia. Además se cabreó por la pensión del padre que antes administraba y sus otras hijas le sacaron.
Por la edad la chiquita no puede hacer cámara gesell. Tenía la vulva congestiva un detalle que puede ser todo o no ser nada.
Impotentes Alejandra y compañía piden una investigación seria. Tienen un difícil panorama por delante.
