“Los mendigos pasaron de la súplica a la exigencia y hasta sus palabras de abordaje se hicieron amenazantes

-Dame limosna, señor, para que tu camino no halle fin ante este humilde siervo-…”

Bar del Infierno                           Alejandro Dolina

Cuál es la diferencia entre un robo y un hurto. Respuestas variadas. En los dos te apoderas de una cosa que no te pertenece. El robo necesita que pongas algo de vos, en el hurto el hurtado es el que pone a tu disposición algo de él. Lo vamos a explicar profesor, no es que sea un alcornoque. Para el robo de alguna forma te las tenes que ingeniar para vencer una resistencia, física, material, humana, el hurto viene servido. Te olvidaste la billetera en la mesa de la pizzería, chau, pasó uno y la levantó: hurto. Estás comiendo en una mesa de la pizzería con la billetera en el bolsillo viene un tipo con una pistola y te la requiere dandote a elegir que el día de mañana puedas comer otra de muzzarella o que tu familia asista a tus exequias: robo.
¿El hurto siempre es casual?.
No. Se lo voy a explicar con un hecho ocurrido en la Colonia Santa Rosa en estos días. Un constructor, Samuel de 32 años, deja sus herramientas de obra guardadas en un mausoleo del cementerio con puertas de rejas y candado. Al otro día va y encuentra que sus cosas han desaparecido. Lo curioso es que no han forzado nada. No han roto el candado, la puerta, ni han hecho un hueco en la pared. El mismísimo Sherlock Holmes se hubiera rascado la cabeza pensativo.
Los civiles de la Comisaría fueron al grano. No la iban con la trasmigración de la materia o el cambio de sólido a gaseoso que hubiera convertido las herramientas en una nube o un humito. No se fueron por la nubes de Ubeda. Primero descartaron que la victima hubiera cerrado mal el candado, luego le pidieron si sabía quién tenía otras llaves además de la suya. Los visitaron.
A una familia de los asentamientos Sagrado Corazón pertenecía un chango que tenían fichado en la jurisdicción como LC siglas que no son las de Lord Cheseline sino las de LADRÓN CONOCIDO. Para completarla tenían el dato de que lo habían visto la noche anterior por el cementerio. Era el “Nacho” o “Chino” Ignacio Andrade (21). Y sí. No le erraron. Nacho se había hecho la llave en su casa y junto a sus amigos el Chensey Felipe Duarte (23) y el Chero Ignacio Romero (21), en una mudanza nocturna, trasladado la maquinaria a un domicilio sin ocupantes. Tras la detención del chango, el 18 de Agosto, se encontró todo en ese lugar, con la yapa de una moto que dos días antes había sido denunciada sustraída por su dueño. La dejó afuera y al salir no estaba. El trío fue encausado por dos hurtos en la AP 603 y 608/18. No hubo violencia sobre personas o cosas. Lo vi y me lo llevé. Sin embargo tuvieron que conseguir la llave, un horario propicio y un escondrijo provisorio, hubo un diseño, una elaboración. Para la ley todos los hurtos son iguales.

Robo es otra cosa a pesar de integrar la asamblea de los delitos contra la propiedad. Un hecho de Orán, del mismo día del de Colonia, puede ilustrarlo. Tres changos toman un remis, en Esquiú y Belgrano sacan un cuchillo y se llevan la recaudación del chofer, sobre el que ejercieron menuda violencia, con, además, diferencia numérica. El GAP del 911 los detuvo a unas cuadras. A Daniel Loaiza (25), Oscar Castillo (20) y Marco Aguero (21) se los acusa de robo calificado en poblado y banda.
¿Estuve bien profesor?. Tiene un cero.