Whatsapp 03878-568540

CASO MARIELA CAPÍTULO TRES

CASO MARIELA CAPÍTULO TRES

Publicidad

“Un día la encontraron dormida sobre el musgo.
Tenía un color de miel sobre la arena
y una lejana desolación de árbol en la niebla…”
La niebla y el árbol                 Manuel J CastillaUn vecino del barrio, conocido por el apodo de Mora, asegura que vió a la hora del hecho y en el lugar del charco de sangre a Nestor Yakemil golpeando a una joven que apenas podía quejarse. Yakemil vive al frente de Mora y a la vuelta de la casa de Mariela. Además el señalado ha sido compañero de la victima en la escuela primaria. Yakemil se declara inocente, dice que con Mora los enfrenta una vieja rivalidad y esa debe ser la razón por la que lo ha acusado.

En Tribunales se comenta que se trata de un “garrón”, según la jerga judicial: un culpable inventado por la Policía ante la presión de la gente. Mora se desdice y Yakemil es liberado. Al salir se dirige a un Medio radial en donde acusa a la Brigada de torturarlo para lograr su confesión. Al poco tiempo el Comisario Aramayo, su titular, es trasladado a la Seccional sexta. La causa vuelve a fojas cero.

Se desatan fuertes críticas a la labor policial. En los pasillos tribunalicios se escucha que la Brigada no cuenta con recursos humanos ni técnicos para casos como este. No existe preparación, se cometen errores infantiles. El primero es no haber preservado el lugar del crimen que resulta fundamental. Se percibe que en la Justicia tampoco hay estructura ni personal para estos hechos. Más aún, cuando en los Juzgados no se reponen los empleados de baja y se recortan las horas extras.

Se hace cargo de la Brigada el Comisario Inspector Mario Alvarez, segundo jefe de la Unidad regional. Viene precedido de la fama de haber aclarado resonantes casos los últimos años. Revisa las actuaciones y detecta graves fallas en la investigación. Hay que empezar todo de nuevo.

A dos meses del bestial suceso alguien intenta reconstruir los últimos pasos de Mariela un Domingo a la madrugada. Las tres cuadras que separan la avenida de la esquina trágica y los posibles caminos posteriores hasta el lugar en el que el cuerpo fue abandonado. Intenta por transversales que lo llevan inevitablemente a alguna de las arterias que limitan Campo Chico. Luego se interna en el camino a “ninguna parte” que nace al final del barrio para terminar en la picada que lo deposita en lo incomprensible. El caminante es el repuesto Juez Mayorga que vuelve a tomar el caso luego de su licencia. En el trayecto ve mucha gente, ve machaditos que amanecen en las esquinas, ve jóvenes que solos o en grupo vuelven de una noche de Sábado, ve madres que han iniciado su rutina y algún vecino mayor sentado en el portal. ¿Cómo es posible que no haya testigos? se pregunta. ¿Cómo es posible que no sepamos si él o los agresores se movilizaban a pie, en bicicleta, en auto, en carrito…?.

Su experiencia y las estadísticas le dicen que el tiempo juega a favor de los asesinos. Y dos meses de ventaja parecen ser irrecuperables.

Publicación anterior
HURTEROS Y ROBADORES DETENIDOS EN COLONIA Y ORÁN
Publicación siguiente
EL MIEDO A LOS GITANOS PATENTE EN UNA DENUNCIA
Atrás

Widget Support

COMPARTIR

CASO MARIELA CAPÍTULO TRES