“Lo oía respirar más ligero por la nariz temblorosa, mientras que dos líneas de saliva se estiraban en las esquinas de la boca. Ahora ya no podía irse…”
El obstáculo Juan Carlos Onetti
Hoy cinco de Marzo faltaban ocho días para los dos años que la “Enriqueta” Enrique Alvarez (48) estaba metida de gusto en una Causa de homicidio con ensañamiento de la que salió absuelta.
La Fiscal pidió cadena perpetua pero el tribunal presidido por Edgardo Laurenci junto a María Laura Toledo y Mario Maldonado paró el suplicio doble de la muerte del abuelo Juan Carlos Torres (75) y la injusticia de Enriqueta y del amigo que le alimentaba los chanchos el “Pera” Ramón Gareca (49) en sus chiqueros de boutique de Estación en Yrigoyen.
Sospechoso de entrada por ser homosexual tal como dijo en sus alegatos Mariano Citelli el abogado defensor ilustrando un tufillo homofóbico presente en la sospechas de fiestas negras que hacen los homosexuales como si los heterosexuales no hiciéramos orgías de tirar manteca al techo ¿y qué hacían en “esas” fiestas? preguntaban cantando piedra libre para esos degenerados aún cuando esas fiestas solo estaban en la imaginación patética del machismo policial que alcanzó a toda la comunidad gay de Yrigoyen como si su condición los hiciera más capaces de asesinar que cualquiera.
Era que la Enriqueta que un rato antes lo había mandado a curar al hospital después le reventara la cabeza a don Torres y dejara todo el cuartucho del fondo que le prestaba para vivir patas arriba y no fueran los piperos en barra de Wachiperra que ya lo habían atacado y podían entrar por cualquier lado de una propiedad sin alambrados.
A un chico discapacitado conchabado por la Enriqueta le sacaron una historia inventada que lo había matado porque le reclamó la música fuerte siguiéndolo y golpeándolo, testimonio sin ningún respaldo objetivo y luego declarado nulo.
En la reclusión Enriqueta sufrió fractura de tibia y peroné.
¿Quién paga lo que le hicieron?!! lloraban los suyos en la puerta de la Sala I. Nuestra respuesta fue un respetuoso silencio.