Dibujo profesor Pablo cavia

“por más que a una le pese, a toda mujer, en algún momento, le meten los cuernos…”
Tuya      Claudia Piñeiro
La semántica de una denuncia realizada hace pocos días por un suboficial mayor de Policía contra la tercera jefa de la regional, comisario o comisaria ella, plantea aspectos de compleja elucidación. Vamos a ver.

Dice que el motivo de la persecución y acoso laboral de la superior jerárquica abreva en haber mantenido ambos una relación sentimental QUE NO TERMINÓ DE BUENA MANERA (sic).

Acaso debe entenderse que él la dejó y ella se está tomando revancha. Que lo pilló en amores con otra colega, quizá más joven, que las amenazas con encanarlo, o los gritos de “¿dónde está el extraviado ese?” al entrar a la dependencia donde presta servicios es por despecho.

Pide que la denunciada se abstenga de ejercer violencia sobre su persona, a saber ex novio, faltarle el respeto o aplicarle sanciones o traslados para cobrarse la vieja deuda de amor.

Algunos aseguran que el demandante se encuentra a estas horas en una garita de guardia diez grados bajo cero en las mineras de San Antonio de los Cobres saboreando el salado de sus propios mocos que penden como estalactitas de su nariz congelada.