“Los hombres en algún punto son maestros de su destino…”
Julio César (100 – 44 AC)
Hace unos cuantos siglos en la vieja Roma un cónsul era un cónsul. Ponele el Cayo Julio César, el tipo se conquistaba todo. Ahora no vienen tan buenos los cónsules. En el plano local los dos últimos nombrados por el estado plurinacional de Bolivia vinieron falladitos.
Al Ingeniero Diego Fernando Vega Ibarra lo pillaron pasando ocho ladrillos de droga en su coqueto JAC para diciembre del año pasado. En enero lo condenaron a cinco años de prisión. El 17 de Junio del 2022 cumple la mitad de la pena y será expulsado del país. Estos días ha pedido mediante una nota escrita a mano la prisión domiciliaria por la pandemia.
Al asesor general de la gobernación de Tarija José Luis Gandarillas Tejada le anularon ayer el nombramiento de cónsul en Orán por unos pecados de género que arrastra. Deben enjuiciarlo por el suicidio homicidio (una figura penal para nosotros inexistente) de su novia la modelo Carla Ximena Ferrufino Cueto (25) a la que encontraron muerta en noviembre del 2015.
“Vamos con Dios” publicó la chica en la redes antes de acabar con su vida. El novio político está sospechado de haberla instigado. Lo apuntan las denuncias de ella por violencia.
Nosotros, en realidad, no podemos hablar mucho. Les mandamos de cónsul a José Cástulo Armella Cardozo hoy cumpliendo condena de siete años y medio por vender droga.
Cónsules eran los de antes.