“Poco dinero, es cierto, aunque proporcional al escaso riesgo…”
Las Señales     Adolfo Luis Pérez Zelaschi
Una sensación de fin del mundo recorre las calles. Ha sonado una alarma más inquietante que la sirena de los bomberos. Más. Parece haber sonado nuestra hora. La nueva peste del coronavirus es peor que la bubónica del siglo XIV. Esta se transmite por televisión, por las redes, por las radios, que en aquellos tiempos no existían.

Te enterabas cuando te morías si es que te enterabas. A través de los títulos catástrofe del espectáculo mediático experimentamos en vivo y directo los contagios, las muertes y las lúgubres predicciones de cuando nos va a tocar. Y si zafaremos o no. Quedate en casa no ya porque pueden matarte unos motochorros pasados de droga o unos borrachos belicosos o un auto en la calle o el dengue o la chincunoséqué, no el cuidado hoy es por el coronavirus.

Salir es como antes ir a la guerra: no sabés si volvés.

El miércoles de la semana pasada una mujer bajaba de su auto y fue victima de la plaga motochorrística. Dos tipos en una Honda 250 le rapiñaron el celular y la mochila. Ella salió asintomática. Fue un ataque leve. Sobre la calle Hipólito Yrigoyen. Supo que uno era un drogadicto del 20 de Febrero. Las cámaras de seguridad de la zona se lo confirmaron a los de la Brigada. Lo detuvieron.

Fue identificado como Walter Daniel Tino Vargas Rodriguez de 22 años. La madre entregó al cómplice Alan Lopez de 18 años. Quedaron en cuarentena por robo calificado.