“Hubiera podido decirle que el mundo en que vivimos está gobernado por la santísima trinidad del dinero, el caos y el azar…”
La muerte sin brújula Kike Ferrari
Como si con las muertes diarias del virus no tuviéramos suficiente esta semana hubo dos homicidios en un lapso de setenta y dos horas. Un chango de 16 años murió baleado en Estación el Jueves y ayer Sábado tardecita otro de 26 sucumbió a tres puntazos en inmediaciones del cementerio de Colonia Santa Rosa.
Daniel Alejandro Romero se enfrentó a dos vecinos, de la vuelta de su casa en el 30 de Agosto y de una cuadra en el asentamiento, con quienes, se presume, arrastraba unas broncas. Eso explica que más temprano uno de ellos le haya disparado cuando entraba a su casa (tenía una piecita en el fondo de lo de sus padres) y se hayan trenzado a piñas. Era un tal Luciano Diaz (18) del Sagrado Corazón que rumiando odio por el resultado adverso buscó a un amigo de 16 para vengarse a cuchillo.
Romero salió para buscar un parlante que había perdido en el primer enfrentamiento y se los encontró. A pedradas los mantuvo a raya esquivando los sablazos hasta que por superioridad numérica lograron herirlo. Recibió dos cortes en el pecho y uno profundo en la pierna. Debe haberle tomado la arteria femoral porque llegó muerto al hospital.
Los del GAP de homicidios trabajaron toda la noche sin ubicar a los sospechosos sobre quienes pesa una orden de detención. La autopsia se realizará una vez cumplido el protocolo del Covid.