“La puerta del fondo se abrió y esta vez apareció el sacerdote limpiando los lentes con un pañuelo. Sólo cuando se los puso pareció evidente que era hermano de la mujer que había abierto la puerta. ¿Qué se le ofrece? preguntó. Las llaves del cementerio dijo la mujer…”
La siesta del martes     Gabriel Garcia Marquez

El Miércoles de la semana pasada un chango empapado en sangre y sin signos vitales ingresaba en el hospital Virgen de Chaguaya de Bermejo. Anotaban en la zona del cuello una herida irregular de tres a cuatro centímetros. Las técnicas de reanimación cardiopulmonar con intubación endotraqueal no surtían efecto.

Era Moisés Joel Mamaní de 25 años nacido y con domicilio en Rivadavia sin número de Aguas Blancas. La autopsia realizada por el forense Freddy Quispe Antezana a ordenes de la fiscalía de la materia III departamental de Tarija detallaba la causa de la muerte shock hipovolémico debido a traumatismo penetrante en zona cervical izquierda lesionando arteria carótida y vena yugular izquierdas.

El deceso se consignaba a las siete de la tarde, siete y media había sido llevado al hospital por los bomberos desde la casa de alquiler que compartía con su mujer y su pequeño niño. Ella ya detenida en el FELCC contaba que en una discusión lo cortó con un vidrio que alzó de la cocina.

Fue identificada Magalí Martinez Acuña y se la acusa de homicidio y otros sin que sepamos esos “otros” a qué figuras penales se refieren.

Los papás de Mamaní tramitan repatriar el cuerpo de su hijo y la custodia de su nietito huérfano de hecho sin su mamá ni su papá. La prensa de la banda asegura que la mujer se encuentra embarazada de meses. Los motivos de la pelea fatal no trascendieron.