“No había la menor señal de lucha ni de pánico, todo en perfecto orden…”
Los barcos suicidantes Horacio Quiroga
En algún lugar recóndito en las afueras de Orán se entrenan los motochorros. Deben trabajar el estado físico, el manejo de armas de puño y de filo, el vocabulario drástico del asaltante para producir una parálisis de miedo operativa en la victima y a la vez el tiempo cronometrado de un golpe urbano con las variables de la Cana, testigos, reacciones violentas de los esquilmados y vías de escape.
En su escuela tienen un mapa de la ciudad con chinches negras que indican los lugares problemáticos, igual que la Policía que tiene marcados problemáticos los sectores no marcados por los docentes motochorros. Conseguir vehículos para prácticas constituye la forma de pago de los educandos.
La ciudad se les presenta como un paraíso que, sin ser peritos en paraísos, se nos ocurre un lugar donde podés hacer lo que te gusta sin que nadie te moleste. Para evitar arrepentimientos o culpas los hacemos adictos al alcohol, la droga legal, y al Paco y a la yerba, las prohibidas. Salen preparaditos, preparaditos. El otro les importa un carajo.
En el día de ayer dos alumnos avanzados con notas sobresalientes en la materia hijodeputismo (lacdetuh) bajo la discreta supervisión, imaginamos, de sus profes, lograron dos sonados éxitos relámpago.
El primero a las dos de la tarde en la ferretería de la Pueyrredón a una cuadra de la guardia del hospital cuando una señora de 49 años iba a pagar y de la nada apareció un tipo de atrás que le arrancó la cartera se subió en la moto grande que esperaba y rajó por el pasaje Bermejo. Perfecto, habrá anotado uno, está para un diez. No, corrijo, otra cliente lo reconoció. Un seis.
El segundo a las cinco y media en Italia y pasaje José Hernandez (a una cuadra de donde en año nuevo, mataron, tratando de meterse en su casa, a Jorge Omar Tejerina) en el que resultó victima una chica de 18 años a la que dos con cuchillo en una Skua 150 azul le sacaron la cartera con nueve mil pesos, el celular y la llave de su moto. Los muchachos están haciendo pasantías.
En el próximo congreso internacional de motochorros que se celebrará en Texas una vez que Pancho Villa la recupere para Méjico (la fecha es imprecisa) vamos a estar bien representados.