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EL DÍA DEL INICIO DE LOS CORSOS MOTOPIRATA CON MATRACA 22 INTENTA ASALTO EN LA 50

EL DÍA DEL INICIO DE LOS CORSOS MOTOPIRATA CON MATRACA 22 INTENTA ASALTO EN LA 50

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“-Señor Higginbotham, -dijo Dominicus con voz trémula- usted es un hombre honesto y yo creeré en su palabra. ¿Ha sido usted ahorcado o no?…”
La muerte repetida  Nathaniel Hawthorne


En Orán es tiempo de corsos. Un espejismo, un oasis en el desierto de las mayorías y un suculento negocio de mares Caribes para unos pocos.Todos andan con la máscara puesta. Con plumas, con antifaces, con lentejuelas, con colores flúo, con el culo pintado al aire. Sin que los disfraces modifiquen la realidad. Seguimos los mismos una vez desarropados, desmaquillados, a cara descubierta. Por aquello de la mona que se viste de seda. Nada desentona con el carnaval.

En la ruta cinco los ladrones se disfrazan de policías para asaltar colectivos y utilitarios. Un show más frecuente que el de las comparsas en la pista del parque de la familia utilizado de corsódromo. Porque nada es lo que es sino una apariencia festivalera en estos días. Bueno sería que el ropaje te condicionara a serle fiel como Spiderman o Súperman. A mí ser “yo mismo” me queda como un traje dicen algunos, yo me pongo una funda plástica con capa y me voy por las nubes como el pan, dice el otro y cada cual hace su aporte al ruido general donde los Policías se disfrazan de Policías con sus uniformes azules y usted me va a decir que a veces esconden a un ladrón y es cierto y es eso lo que le da brillantez a la ropa, lo indescifrable del que la lleva puesta. Confundidos todos entre la nieve a sesenta el pote y el papel picado de dos bolsitas al precio de una y los desfiles de seres indefinidos con permiso de ser lo que quieran o lo que no quieran por unas horas. Y ahí tenés las ferias ambulantes de vea usted a las mujeres que son hombres y los hombres que son mujeres y a los Diablos, a los de aña aña, fingiendo maldad en pelotón, para delicia de un público que ya no sabe si enamorarse de ese bigotudo con tetas, de ese minón con bulto o de ese macho cabrío con vagina y cuernos que pueden ser como no ser en la mímesis de estos días de gloria.

Jornadas precedidas por cuetes y alegrías obligatorias del que no salta es un no sé qué con el marco adecuado de robos de bandas de encapuchados que no roban nada, de asesinos que no matan a nadie , y de secuestros que son al final paseos de vuelta de plaza y de tipos presos por el cartón pintado de una caripela de chorro, ya que el aparato de la fulería y de la Justicia se acoplan al juego del opio del pueblo contento que es mejor, parece, que la droga prohibida, aunque causa el mismo efecto solo que prolongado por semanas hasta que los ritos de la Iglesia digan hasta acá llegó la algarabía muchachos se lo decimos nosotros aquellos de haced lo que yo digo pero no lo que yo hago apoyando con sorpresas debajo de las sotanas el juego de escondidas carnestolendo.

Serás lo que debas ser o si no gorro de comparsas de Indios con celular y disciplina militar con publicidad de arreglo de computadoras y selfies en el Face y bailarinas y bailarinos brillosos con cuerpos dudosos porque si en la ley el sexo es un sentimiento, en los Corsos color, mucho más.

El Sabado 19 , en la antesala de la euforia, una pareja en moto quería competir con los fuegos artificiales tirando unos tiros contra un auto que no salieron pero asustaron al matrimonio que iba con su hijita en la ruta 50. Si hubieran sonado a nadie se le hubiera movido un pelo, confundido con algún petardo perdido del júbilo del carnaval, y fue que el auto no paró para ser abordado por los motopiratas armados y estos terminaron pillados por la policía al chocar el hombre contra un camión estacionado y creálo o no era el “Chapulín” Juan Jose Acosta (26) de barrio Mitre el mismo que el pasado 8 de Noviembre chocó en la moto en la Constituyentes y pasaje El Milagro con la chica Antonella Coronado (22) que murió.

Le volvió a pasar la misma murga del camión estacionado con el resultado menos doloroso de ir preso por tentativa de robo calificado junto con su nueva novia. Tenía una matraca 22 con una vaina servida alojada en el cañón.

El Chapulín

Para esa hora se acomodaban en el orden de largada las comparsas y sus integrantes retocaban sus disfraces y sus galas para la salida triunfal. Soñando ser reconocidos. Distinto a los delincuentes que se enmascaran para NO SER RECONOCIDOS. Mamí, comprame un pomo.

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