“El tiempo, ahora que el hecho estaba consumado, el tiempo que había fenecido para la victima, se había vuelto perentorio y trascendental para el asesino…”

Markheim   Robert Louis Stevenson

Todas las veces que buscamos definir el perfil de alguien que ha sido protagonista involuntario de un hecho criminal en general escuchamos dos campanas. Si ha sido asesinado obvio que la mayoría por una cuestión de respeto al difunto se ven impelidos a hablar bien, aunque nunca falta ese que te secretea ¡que no se enteren que yo te lo dije! que la victima tenía sus costados oscuros. No nos pasó lo mismo con doña Mari, la Paraguaya, muerta el domingo 21 de Octubre y hallada el Jueves posterior, de la que no encontramos una sola voz discordante respecto a su calidad humana.

Era nacida en Misiones y el próximo 11 de Noviembre cumplía sus 50 años. Oscar Baez, su hijo de 26 años, que había migrado hace poco más de un año a Buenos Aires en busca de trabajo, pensaba caerle de sorpresa para festejar. Siempre venía porque eran muy unidos. Para su desgracia tuvo que viajar antes pero no para traerle un regalo sino para llorarla y despedirla con unas palabras truncas de lágrimas la tarde de hoy, Viernes, que la enterraron. Tuvo que reconocerla siendo que por el tiempo pasado entre el crimen y su hallazgo estaba irreconocible y ni siquiera habían podido cerrarla en la autopsia debido a que sus tejidos descompuestos no lo permitían. El dictamen forense estableció causa de muerte las dos puñaladas que le alcanzaron el músculo cardíaco de las cinco que le propinaron. No hubo velorio, Oscar llegó la medianoche del Jueves, y en unas horas asistió a su inhumación. Alcanzó a musitar frente a la tumba una frase que ella repetía “¿para qué vas a llorar? si ya está !! si ya está!”.

A la mañana en la Policía lo mandaron de la 20 a la Brigada y de la Brigada a la Fiscalía de Graves atentados donde, protestó, no le dijeron mucho.
Que María Ester Chesuino había fallecido violentamente y que el principal sospechoso era el tipo que le alquilaba el cuarto en el pasaje San Lorenzo 130 del barrio Patrón Costas, Cirilo Roberto Cordoba (40).
Le mostraron una foto y, advirtiendo que no estaba loco, Oscar aseguró haberlo visto en la estación terminal de Salta y que lo miraba fijo. Le refutaron por tener corroborada en Migraciones su salida del país a Bolivia el mismo domingo y que teniendo una familia de origen boliviano hace viable que se haya instalado. Anotaron su versión.

Estuvo en la pieza, que colinda con la del locador con quien compartían el baño. Varias cosas le llamaron la atención. A más del dolor por la sangre copiosa y negra en la cama y al costado y las manchas en el mobiliario que denotan que su mamá luchó por su vida, del olor nauseabundo. Encontró un contrato de un año de alquiler rubricado por escribano con las firmas de Córdoba y de su madre pactado a 900 pesos por mes. Dice que María nunca firmaba contratos y en todas las casas que alquiló solo entraba y pagaba la mensualidad. Aquí rompió la regla.

Le pareció que no habían allanado el cuarto de él pegado al de ella donde podía haber evidencia importante. Antes de fugarse tuvo que cambiarse de ropa, quizá dejar o esconder el cuchillo y, además, podía haber fotos o el mismo documento de su madre que desapareció, igual que el bolsito negro donde ahorraba su platita. Los trámites del sepelio se hicieron con una fotocopia.

Sobre Cirilo los pesquisas de homicidios recogieron la imagen de todos los vecinos que era un borracho perdido, que changueaba en fincas o en obras en construcción como albañil, y que se tornaba violento cuando no conseguía plata para comprar vino. Doña Mari le debía un mes, o menos, 500 pesos del alquiler. Esos días, lo sabemos por una amiga ordenanza de la escuela Patrón Costas, se había puesto pesado para cobrarle. No parece posible que ese haya sido el móvil de semejante crimen. El alcohol, sin dudas, sí.
Supimos que criminalistica si requisó la pieza del sospechoso y se secuestraron prendas con sangre.

¿Dónde está Cirilo Córdoba?. En Bolivia, en Salta o en Oran donde hay testigos que juran haberlo visto el Martes. ¿Fué a Bolivia y volvió?. ¿Por qué su hermana avisó a la Policía de Salta el Jueves, siendo que la llamó el domingo luego de “mandarse la cagada”?. ¿O avisó el domingo y la Policía de Salta recién le avisó a la de Orán el Jueves?. El hombre llamó de un celular a nombre de una mujer, supuestamente novia, el GAP la encontró y ella lo negó, dijo que a veces iba a limpiarle y le prestó su aparato. De esa novia se decía que quería echarla a doña Mari para que se vendiera la casa. Una conjetura de las mil barajadas.
El Domingo la paraguaya comió en lo de una amiga, se fue a la siesta, a las tres la llamó otra amiga y le dijo que tomaba una cerveza con alguien que no identificó. A ella le gustaba tomar pero no se perdía, nos dice Oscar. ¿Hubo el intento de un ataque sexual por parte del prófugo, totalmente borracho?. Es una hipótesis. ¿Que fueran amantes?. Nadie lo cree posible.

María era una mujer, hacendosa, trabajadora, alegre, querida por todos, y Cirilo, un pobre borrachín.