Estaba prófugo de homicidio hace un año y dieciséis días. Hoy, 8 de Octubre, fue detenido en Tarija, Bolivia, por la Policía de aquel país con quien la gente de Graves Atentados tenía contactos informales. Estaba por irse, con su bolsito, una vez más, como unos meses atrás se piró de la Mamora a donde la Brigada viajó sin éxito.

“Se sentó en el despacho de bebidas y repitió la historia del asesinato, la cual se había abultado tan rápidamente que necesitó media hora para narrarla…”
La muerte repetida   Nathaniel Hawthorne

El “Miguelito” Miguel Rolando Emanuel Acuña (34) carga el pecado de haber matado a su cuñado, Walter Lopez (32) la noche del 22 de Septiembre del 2017 en los departamentos ubicados una cuadra al norte de la terminal de ómnibus. Lo asesinó de un puntazo en el cuello luego de una discusión de machados, en el caso propio seguramente drogado teniendo en cuenta sus caídas en Drogas Peligrosas, que tuvo un primer round que acabó con su cara moreteada y que volvió, quizá ahora se sepa con su declaración, para tomarse revancha con su vida. El chico Lopez era muy querido en las 402 viviendas y se transformó tras su muerte en un símbolo de la hinchada de su club General Pizarro.

Su mamá nunca se rindió para que se le hiciera justicia. Llevó un video a la Fiscalía con el prófugo en una cancha de fútbol de Tarija, lo que confirmó su ubicación y puso en conversaciones a los investigadores. Hablaron con el coronel Freddy Gordi Soto, jefe departamental de Policía, y con el teniente coronel Grover Miranda Noya comandante de frontera en Bermejo. No necesitaron pasar por el tortugueo de una extradición por cancillería. Acuña, con un error, se las dejó servida. El tipo estaba vendiendo marihuana en Bolivia (hacía lo mismo en Orán). Con esa actividad ya no era un prófugo de la Justicia argentina sino un delincuente extranjero que debía ser deportado. De hecho en estas horas sería dejado en la línea limítrofe del puente internacional en el que, por supuesto, lo van a estar esperando.