“Para decirlo crudamente, aquí estás encerrado…”
Agua ramera Julio Ramón Ribeyro
A las cinco de la tarde recuperaron su libertad los dos tarijeños detenidos hace catorce días poco después de una entradera violenta en el consultorio de una odontóloga en calle Lavalle casi España. Un testigo los supuso sospechosos al ver que uno de ellos rengueaba y que la victima afirmaba haber herido un asaltante en la pierna. Estaban recién llegados en la terminal. Por lo demás nada los vinculaba con el hecho.
Miguel Wilfredo Ríos Flores (36) es un empresario del rubro ferretería y corralón de Tarija que venía de retirar en el banco Unión de Bermejo (prácticamente a la misma hora del asalto) cuarenta mil bolivianos que cambió en el mercado para pagar unas mangueras que venía a comprar a Orán.
Lo acompañaba su empleado Ovando Breidós Gutierrez (41) que tiene radicación argentina en Fraile Pintado. Su renguera no era de una herida sino por leishmaniasis.
Lo esperaba la mujer con la que pactó la operación comercial con la factura. Con todo le secuestraron los más de seiscientos mil pesos que traía para un robo de unos doscientos mil perpetrado por cinco forajidos.
Julio Villalba, el abogado de los detenidos, definió su odisea con tres palabras “se equivocaron feo”. Sobre los autores del robo doblemente agravado por uso de arma en poblado y banda nada se sabe.