“Mi esperanza y mi caballo desaparecieron en el horizonte…”
Ser polvo Santiago Dabove
En las profundidades del monte chaqueño las maderas y los hombres son duros. En los puestos viven recelando de los cuatreros, sus enemigos naturales. Con las vacas no se jode. Hay pocas alambradas y mucha desconfianza.
La siesta del 31 de agosto la gente de dos fincas vecinas tierra adentro de rivadavia banda sur se entreveraron a machete, fusta, facones y escopeta por unas cuestiones de abigeato. Héctor Correa (45) y su ayudante el Vicente Moreira (28) de la finca San Ramón fueron detectados y corridos entre los matorrales espinudos por los Herrera, padre y tres hijos, de la finca El Palmar, varias veces denunciados por ganado perdido.
Corrió sangre. Moreira defendió a Correa al que el cuarteto hachaba como víbora. De una estocada daba muerte a Celso Herrera (25) y hería a los otros. Nadie salía ileso de la tormenta. En Graves atentados detenían a Correa, una vez curado de sus horribles lesiones, a Moreira, y los imputaban de homicidio.
Ayer miércoles a solicitud de su abogado defensor Julio Villalba, y luego que declararan los Herrera, la fiscal bajó la caratula a homicidio con exceso de la legítima defensa ordenando su libertad. Entendió que se defendieron superados en número y en armas. En su momento deberán presentarse a juicio.