“Un extraño escalofrío se había apoderado de mí, una emoción imprevista y poderosa, un pensamiento exaltado que rozaba la locura…”
La noche Guy de Maupassant
Fue un domingo turbio en Yrigoyen. El día de descanso, el que no se trabaja, el inicio de la semana litúrgica en los mitos cristianos se vio conmocionado, por lo menos en la Policía, con la denuncia de una chica de 22 años, que, suponía, la habían violado.
Uno de los acusados era su propio novio y el otro el amigo del novio a los que vio completamente desnudos al despertar imaginamos que en un estado de jolgorio porno que la aterró. Ella supo en ese momento que no era un mal sueño el tipo que se bamboleaba encima suyo sino el amigo del novio que había aprovechado su somnolencia para dar rienda suelta a sus instintos sin el necesario consentimiento o el necesario amor que los hace legales.
Se trataba de un abuso sexual consumado frente a su pareja de quien se sospecha fue el entregador. Ignoramos el estado etílico o similar de los protagonistas.
Por lo pronto los hombres fueron detenidos y la victima será examinada ya todo a cargo de la fiscalía de delitos contra la integridad sexual donde se definen estas acusaciones.