

“discutir una mentira creíble es una empresa de titanes…”
Mis muertos tristes Mariana Enríquez
El público frente a un juicio oral e ídem tiene a su derecha a su diestra a los acusadores empleados del Estado en teoría los buenos y a la izquierda a su siniestra los representantes de aquellos que violaron los preceptos de sana convivencia en teoría los malos.
Así se ordenaron hoy en la audiencia que tramitaron tres acuerdos abreviados el abogado del foro local Roberto Ortega, el músico y ex sumariante de la defensoría de Género Manuel Alderete y el comerciante y ex intendente de Aguas Blancas Carlos Martinez todos con más de un año de prisión efectiva sobre sus espaldas.

Sobre lo que pasó compiten dos posibilidades. Confesaron la verdad acuciados por la culpa o mintieron presionados para salir de la cárcel.
Que le pagaron a un Juez y su secretario (Parisi y Correa) para lograr prebendas procesales, violaron secretos y entorpecieron actos de la Justicia. Delitos con penas excarcelables purgadas en efectivo. ¿Fue esto la estrategia de cuño inquisitorial que no te voy a largar hasta que digas lo que necesito que digas?.

La Jueza Palomo preguntó mil veces si la confesión era libre, si no se sentían condicionados apretados obligados como si el año de encierro hubiera sido de vacaciones pagas.
Las respuestas sonaron a qué querés que haga, Ortega habló de mejor un mal arreglo que un buen juicio ¿mal arreglo? se escandalizó Palomo, dijo más, que ahora aceptaba, antes no lo hubiera hecho. Les dio a los fiscales, los buenos en teoría, para condenar a un Juez y quedar como titanes.
Ortega fue condenado a dos años y medio en suspenso, Alderete a dos años y ocho meses e inhabilitación perpetua para cargos públicos y Martinez a un año y dos meses y cuatro años imposibilitado de volver a la política. Libertad general.

Nos quedó al final un gusto amargo y la perplejidad de no estar seguros de que lado estaban sentados los buenos y los malos.
