“-¿Alguna mala costumbre? Supongo que no le dará por la bebida, ¿verdad?…”
El paciente interno Arthur Conan Doyle
Un jornalero de Caballito agotó el manual de la violencia de género contra su mujer y se ganó tres años de prisión en suspenso que en la realidad fueron uno y medio encarcelado. El Juez Edgardo Laurenci le dio la libertad esta semana al término de las audiencias por dos causas de lesiones leves agravadas y amenazas.
En su declaración la victima repasó todas las veces desde el 2014 que había sufrido la ira de Wilson Rodolfo Ruy (31) que volvía de las fincas borracho y con la cabeza calentada por los compañeros. Contó que la celó con su propio padre enfermo, cuando le clavó una birome en la pierna, cuando le reventó el ojo de una piña, cuando le pateó la cabeza, cuando le hizo un tajo en la mano con el cuchillo luego de ramearla de los pelos, contó que le quemó toda la ropa enfurecido de celos, las veces que por rabia le robó los celulares y hasta las motos y el trato habitual de puta hija de mil putas te voy a matar.
Solo quería, imploró, que la dejara tranquila. Como regla de conducta bajo pena de volver a la cárcel su ex quedó con prohibición de acercamiento.