“Es terrible pensar que lo único visible y real no son más que sombras…”
Sombras sobre vidrio esmerilado Juan José Saer
Los temas de violencia de género ocupan a los empleados de la Justicia buena parte de su tiempo. El miércoles 15 de diciembre comenzó en la Sala I el juicio contra un remisero de Aguas Blancas, el “Yoni” Jonathan Jeremías Arviso (25), denunciado por su pareja en Enero de este año. Comprometían su futuro cargos de coacción, privación ilegítima de la libertad, lesiones leves agravadas y abuso sexual con acceso carnal.
Habían surgido y prosperado luego que la Policía interviniera en un bolonqui doméstico en su casa del Paltal. La primera en declarar fue la supuesta victima. Negó como ya lo había hecho dos veces inútilmente en la fiscalía todas las acusaciones. Había inventado una sarta de mentiras en un ataque fulgurante de celos porque las amigas le calentaron la cabeza que Arviso iba a volver con su anterior pareja. Ella estaba embarazada.
Inventé todo, nunca me tocó, ni me golpeó, ni me secuestró, ni me violó, fue muy bueno conmigo, jamás pensé que una discusión iba a llegar a esto. Le hice una escena en estado de odio. Su testimonio no amilanó a la audiencia. Solo alcanzó para descartar la violación y declararlo culpable de todo lo demás.
Le dieron cuatro años de prisión que deberá cumplir en la unidad carcelaria. Fue defendido por la abogada Cecilia Barba. En su alegato opinó que ignorar la declaración de la propia victima era totalmente arbitrario e ilegal.