Estamos salvados. Vino Animal Planet HD el canal de documentales yanqui dedicado a la relación de los animales no humanos con los humanos. Llegó con toda su fanfarria tecnológica y sus gringos etólogos en busca de nuestro querido Ucumar, ese peludo antropoide de las yungas, que, busca, como cualquier hijo de vecino, mujeres para aparearse. Hablando en serio no vienen a buscar ningún Ucumar, ni monstruo del lago Ness, ni Familiar, ni Llorona, ni Mulánima, porque saben mejor que nadie que los mitos existen en la ficción, en el arte, en las tradiciones, pero no usan tarjeta de crédito ni fijan domicilio y ninguna de sus mil caras peludas podrá ser nunca reconocida en una foto. Las creencias sin embargo pueden generar fabulosos productos que cautivan, cautivaron y cautivaran todos los mercados llenando los bolsillos de dólares al señor Planet.
“…O a veces saben llover pescados, me decía,
cae un bruto aguacero y al rato ya se ven pescados en la zanja,
mire si se le cae una ballena en la cabeza,
no caen pescados grandes, ¡mojarras! me decía…”
Cipriano Pedro Mairal
Encontrar un campesino de los cerros que jurara haber visto al monstruo era prioridad. Sabían por Internet que los avistadores de Ucumares eran legión en Salta. Del Oculto a los Naranjos hallaron uno. Un changuito abrumado por un circo de cámaras e Iphones satelitales y voces eléctricas en Inglés y borceguíes de veinte mil pesos que contrastaban con sus chancletas de yute, tenía lo que venían a buscar. ¿El Ucumar? ¡Pufff! yo lo ví. Pronto su cara fue el centro focal en un set de filmación selvático. “Se me apareció cuando pasé con el Redonda crecido y llegué del otro lado, salió del monte y se me quedó mirándome, era petiso y peludo…”. Sería un Ucumar cruzado con duende. Los animalplanets con el testigo presencial tenían para hacer un largometraje de terror. No sabemos si le dieron unos dólares al changuito pero si que andaba atragantado de risa de como les había metido el perro, o, más bien, el oso, o, más bien, el peludo. Lo que es él, no tenía un pelo de tonto.
Una elemental lógica basada en el análisis léxico de los relatos sobre la peludez del homínido buscado por los documentalistas hace suponer que su cuerpo peludo incluye un culo peludo, característica ésta que no serviría para definirlo ya que nos consta que varios amigos homo sapiens lo poseen. Una semana antes del arribo de los señores Planets una patrulla policial que bajaba de San Andrés se detuvo alertada por lo que a primera vista era un bulto y más de cerca un hombre mirando la cornisa. Esta casi desnudo. En harapos. Tiene el culo peludo.
“Desde que supieron que venían los norteamericanos esto está lleno de Ucumares hermano…” le dijo un efectivo al otro que bajó a verificar. No era un Ucumar. Era un Oranense. Es un hombre que muchos habrán visto en la ciudad caminando semidesnudo, de unos 50 años. Llega lejos. Todos los años sube a pie hasta San Andrés, atravesando las yungas, a manera de penitencia. No acepta abrigos ni ayuda ya que, asegura, está pagando un pecado grande. Algunas de las miles de versiones del Ucumar hablan que no es un animal sino el alma de un hombre rico condenado por mezquino y malvado. ¿Será?. Por lo pronto culo peludo tienen los dos.