“La noche de los perros, de los tiros, del odio desatado como una llamarada…”
Los nutrieros Rodolfo Walsh
Las “fiestas clandestinas” monopolizan la información del fin de semana. Es una categoría surgida de las prohibiciones del gobierno con el propósito de evitar contagios. Las fiestas clandestinas no existen, hay de cumpleaños, de quince, de casados, fiestas negras, fiestas de guardar, fiestas gauchas, patronales, patrias. Las violaciones son clandestinas, lo saqueos y robos son clandestinos, el trafico de droga o el terrorismo, serán.
Las fiestas son eventos sociales magníficos. Mirá si porque quiero festejar mi cumpleaños o bailar o chuparme con mis amigos y mis amigas u homenajear los ochenta años de la abuelita voy a ser un subversivo. No hay fiestas clandestinas como no hay natación clandestina. Con qué se creen vamos a festejar cuando termine la pandemia de coronavirus. Con una hermosa multitudinaria luminosa y ruidosa fiesta.
La madrugada de ayer Lunes entró por la Guardia del hospital un chango baleado. Ivan Edgardo R (25) tenía tres disparos en sus piernas, en la zona anterior y posterior del muslo izquierdo y en la anterior del derecho. Sin orificios de salida. Estaba borracho y no quiso intervención policial. La Justicia, sin embargo, caratuló el hecho como tentativa de homicidio y actuó de oficio.
La gente de Graves Atentados supo que R había sido tiroteado en la esquina de Beltrán y Constituyentes donde tomaba con un amigo. Habían sido dos desde una moto. Uno era primo del amigo de la victima. Una pelea preludió la venganza del dúo que fue a buscar un rifle. Fueron detenidos con secuestro del arma, la moto y su ropa. Los identificaron José Saldivar y Nicolás Contreras ambos de 21 años. Quedaron alojados en la Comisaría de Aeroparque.