“¿Asesino, yo? Ahora tenés razón y sañudamente cayó el rayo mortífero de la navaja en su pecho…”
Rúbrica Juan Filloy
Más de dos años pasaron de la muerte del hijo de doña Celia Cruz (69), el “Coya” o “Monochori” Hernán Osvaldo Castillo (30), pero en su corazón, nos cuenta, le sigue doliendo como si hubiera sido ayer.
Justamente ayer Martes 16 de Marzo a las cinco y media de la tarde comenzaba con una larga audiencia en la Sala II el fin del proceso judicial contra quien está acusado de matarlo Julio César Flores (22).
El 23 de Febrero del 2019 en un pasaje de callejón oscuro y barroso frente al paredón del Complejo del San Antonio en el límite del barrio Estación y el San Expedito caía el Coya con dos puñaladas, uno de ellas en el corazón.
Antes de morir articulaba con esfuerzo la frase “Julio me puntió…” motivo por el que ahora estaba en el banquillo bajo cargos de homicidio agravado por la participación de un menor. Fue a la salida de una fiesta en lo del “Sarna” frente a varios testigos intoxicados de alcohol.
Alguno dijo ver al “Nacho” Ignacio Román Cardozo (19), primo de Flores, alcanzarle el arma homicida. Por esa acción presunta llegaba acusado de partícipe necesario del crimen. El tramontina utilizado fue extraído por bomberos y criminalística de un pozo de letrina en lo de una tía de Flores.
Bajo la amenaza de un rebrote de la pandemía el Juicio seguirá en una sala parcialmente despoblada. El Juez Raúl Lopez y la defensora Paola Linares participan desde una pantalla y de cuerpo presente la fiscal Claudia Carreras y el defensor de Cardozo, el abogado Santiago Savoy.
Celia pide justicia. Le quedan cuatro hijos, entre ellos el querido Goku que ya tiene 36 años y extraña mucho a su hermano.