“…Allá a lo lejos pudieron distinguir las siluetas de dos hombres que la forzaban a entrar en un coche. Escucharon gritos y el rugir del motor del auto antes de desaparecer…”
La farsa    Mario Flecha

La matemática fue muchísimo tiempo la reina de las ciencias. Se pensaba que todo problema tenía una solución algebraica. Que te quisieran o no te quisieran era una cuestión de sumas, restas y raíces cuadradas. Todo enigma, incluso el del funcionamiento del universo, podía reducirse a una serie de operaciones y cálculos de cuadrantes y números.
Una acusación penal entraba en el filtro omnipotente de la matemática.
Me acusan de violar una mujer. Hagamos cuentas.

Luis María Quiroga, abogado defensor del ex concejal Ramón Chulín Rodriguez, preso dos meses y medio por la denuncia de violación de una chica a la salida de la Tropi asegura que le dan los números para probar su inocencia.

Con lógica matemática el planteo ofrece dos variables posibles. Tomando la hipótesis de la existencia real de un abuso. (1) Que el denunciado lo haya cometido o (2) que no lo haya hecho. Ambos axiomas se desdoblan en (1) A: estás frito, en (2) A: que hayas hecho el amor como un caballo con una mujer, lo que no solo es un hecho no punible sino que es el fundamento de la supervivencia de nuestra especie, y ella por alguna razón (x) se ofendiere B: que ni estuvieras ni la tocaras, hipótesis ésta que sostiene Rodriguez.
Ese tipo que dice mi amiga ERA YO que la penetró a la fuerza dentro de la camioneta NO ERA YO.
Una ecuación diferencial ordinaria.
La fórmula sería = 2B/2 ya que como coeficiente de arrastre sigue detenido el gendarme Claudio Sanchez.
La Justicia opone al 2B/2 el 1A/2.

La chica no dice la verdad porque (1) se confundió (2) quiso destruir la carrera política del acusado (3) por venganza (4) por despecho o (6) estaba tan machada que fue al Caribe en un auto con otra chica huyendo luego de un conato de fiesta negra en trío y fue que se encontró sentada bajo la lluvia frente al mueble balbuceando a los dos testigos que la vieron que se fijaran adentro la compañera y nombró a los últimos con los que se acordaba haber estado en el baile, a saber, Rodriguez y Sanchez. O sea Pi 3,1415926535897932…
Todo teorema debe demostrarse.

Dos testigos declararon haberlo visto salir cargando al gendarme borracho a sacar su auto del SOEM. Que la Ecosport blanca que tiene no es la doble cabina gris que refiere la victima haber subido frente al sindicato una hora más tarde cuando cerró el boliche. En el GPS de su celular quedó cargado el recorrido del auto con los ocho minutos que tardó hasta la calle Esquiú donde estuvo con una “amiga” de las 5.38 a las 6.50. Mientras el gendarme dormía la macha. Ella ya declaró.
“NO OCURRIÓ QUE EL EX CONCEJAL HAYA TENIDO RELACIONES CON ESA MUJER” dice categórico (o pitagórico ya que estamos con el tema) Quiroga.

Que su ponencia 2B acabe con la 1A del Estado depende de un estudio de ADN en el CIF de Salta. Si aparecen rastros suyos es dos más dos cuatro=la violó. ¿Pero si no hay?.