“Sentían la desesperación que producen los cataclismos, los grandes trastornos asoladores de la tierra, contra los cuales toda precaución y toda energía son estériles…”
Bola de sebo Guy de Maupassant
Al ambiente pandémico y claustrofóbico que nos toca sufrir lo empeoran los males endémicos de la violencia juvenil que nutre la droga, la pobreza, la vagancia y el aburrimiento. El pasado domingo por amanecer mataban en el pasaje San La Muerte a un chico de 17 años con un cuchillazo en la clavícula que le seccionó la yugular.
En realidad todavía no se sabe a ciencia cierta porque el protocolo del coronavirus indica que hay que esperar el resultado del hisopado sobre el cadáver para proceder a la autopsia. El responsable del homicidio otro adolescente de 19 el Bamban Juan Dario Barrios pudo ser revisado en un hospital problematizado con varios profesionales en la sala de Covid, entre ellos el médico legal de policía, y prestó declaración esta mañana.
Con matices la historia congenia con la de los testigos. Hubo una fiesta, una juntada, en lo del “doctor” casa del abogado Gabriel Maza (61) en la Sargento Cabral entrando a la ciudad oculta con una docena de personas entre changos y chinitas. Tomaban y se drogaban. A las cuatro de la mañana se unieron el Pipireta (victima) con un tal Piter, dos chicos de 16 años. En un momento les dieron 100 o 400 pesos para que fueran a comprar chupi. Su tardanza sumado a la desaparición de un buzo y una campera de las chicas los puso en el centro de la bronca.
Cuando los hallaron no tenían ni la campera ni la plata ni las bebidas. Dijeron que les habían robado o la habían perdido. El conflicto estalló y el “doctor” viendo la tormenta inminente corrió a todos y cerró la puerta. Piter sangraba de un golpe en la cabeza y Pipireta se puso como para pelear con Bamban que exigía le devuelva la plata. Los que declararon hasta ahora no vieron el cuchillo pero si que Barrios tiraba un derechazo que hacía retroceder dolorido al Pipireta Enrique Martín Sanchez quien corría tambaleante para el lado de la Alvear a la casa de la abuela en Madereros.
Un vecino de 25 y otro de 18 siguieron el reguero de sangre que iba dejando y lo llevaron en la moto al hospital. “Llevame” fue lo último que le escucharon con un hilo de voz.
La versión del acusado difiere en un punto primordial. Dice que el que sacó el cuchillo y lo atacó fue Sanchez. Él le quitó el arma y al ser arremetido se la hundió en el hombro. Solo me quería defender, declaró.
Criminalistica secuestró dos cuchillos tramontina tirados en el escenario de la pelea saturado de marihuana y alcohol. Homicidio simple es la carátula de las actuaciones 409/2020 a cargo de Graves Atentados.
