“—Ese que está allí tirado parece estar muerto o algo por el estilo…”
La cuesta de las comadres Juan Rulfo
Pudo ser una masacre. La frase no es muy original pero si muy real. Sucedió entrada la noche del Sábado en una esquina paradigmática en la historia del crimen local.
Aquella de Fray Luis Beltrán y pasaje Avellaneda en barrio aeroparque donde hace casi veintisiete años quedó un charco con la sangre de Mariela Romero (21) cuyo cadáver iba a aparecer detrás de Campo chico para convertirse en un símbolo amargo de impunidad en Orán.
Ahora se reportaba una pelea monumental de vecinos intercambiando piedrazos y cuchilladas. Hombres y mujeres enfurecidos contra dos changos a los que acusaban de adictos y tranzas.
Ellos entraban a la casa y salían con sendos sierritas arremetiendo a sablazos la turbamulta donde ya no se distinguía quien era de los unos o quien de los otros ciegos y descontrolados. Eso hasta que la Policía pudo sofocar los choques y el campo de batalla, hoy asfaltado, se volvió a ensangrentar.
La ambulancia recogía cuatro personas heridas de arma blanca. Pedro U (32), con dos tajos en tórax y muslo, una señora de 65 años alcanzada en el flanco izquierdo del abdomen y dos mujeres más de 41 y 21 años lesionadas de menor gravedad. El domingo detenían al responsable identificado como José María Riquelme (30). Definirán la carátula cuando las victimas puedan denunciar.