“Hasta al cura interrogó…”
La marca del ganado Pablo de Santis
Preguntando en vez de llegar a Roma la gente de la Brigada arribó a una carpintería de barrio Caballito con el dato que al dueño le habían dejado a arreglar la cacha de un revólver usado en un asalto. No se equivocaban.
Un flaco, contó el hombre, le dejó el arma sin más datos que volvería a retirarla con los quince mil pesos costo del trabajo. La descripción coincidía con el detenido en los allanamientos del sábado pasado Fabricio Fernandez un chango de 18 años.
A Fernandez le achacan haberles sacado dos millones de pesos a unos mendocinos que llevaba a la frontera en su remis trucho un Corolla blanco con abolladuras (secuestrado) a punta de pistola. Él dice que no fue el asaltante sino una victima más de una tercera persona. Lo defiende la abogada Cecilia Barba.
El arma incautada es una Jaguar industria argentina calibre 22 largo empuñadura de madera.