“Vayan y chinguen mucho a su madre, pinchis mariguanos güevones…”

La balada del hombre muerto    Alfonso Orejel

Para caracterizar a los homínidos que ejercen el motochorrismo son necesarias algunas precisiones. Dícese de la persona que utilizando un ciclomotor para el abordaje y la huida despoja a un semejante de algún elemento que les es propio, ejemplo su celular, en una segunda acepción de tono semántico es también el que roba una moto.

Es una especie social aborrecida.

En las últimas semanas, coincidentes con la proximidad de las fiestas, venimos padeciendo un brote de la actividad.

El 19 de noviembre a la noche un chango circulaba con su Titán 110 por pasaje Bermejo en barrio aeroparque. De manera repentina unos drogones le saltan al manubrio y lo desmontan gatillándole varias veces una pistola de la por suerte para él no salen las balas. Después lo cagan a piedrazos. La Titán se pierde la oscuridad.

Llega la Policía corre a uno y lo detiene.

Es Eber Emilio Casas (23) un marihuanero del que hablan pestes.

El Viernes en una audiencia le confirman que va a seguir preso hasta que completen la búsqueda de la moto, del arma y de los cómplices. El cargo es robo con arma.

A tres cuadras del hecho en las fiestas del 2020 mataron al vecino Jorge Omar Tejerina (61), un drogón anónimo para robarle, integra la larga lista negra de los crímenes impunes de Orán.