“-Por ejemplo: si un médico quiere asesinar a alguien…- dijo la joven, arreglando una mecha rebelde de su pelo.
-A un médico le basta con equivocarse- comentó Vane…”
La playa mágica Manuel Peyrou
Aún en el papel, en la pura literatura, en la ficción del arte, la muerte de un bebé te hace moquear. No sabemos en la realidad, no vivimos esa desgracia aunque afecte de refilón a todos los padres del mundo adheridos de corazón a la impotencia mayúscula que se muera tu niño. Si esa tragedia de tragedias pudiera deberse, no a las inclemencias del destino, sino a la desidia de algunos o la impericia de otros el dolor se convierte en rabia.
El Tomi Tomás Gael Miranda tenía cinco meses de vida para las navidades. El Sábado 23 de Diciembre su mamá Araceli Campos (25) y su papá Mariano Miranda (25) que lo habían traído de Tucumán a Embarcación para ponerla chocha a la abuela, lo bautizaron. Unas horas después vinieron dos días de terror hospitalario y Tomi se murió. Un bebé rechoncho y sano, sin antecedentes de enfermedad.
Era que empezó con fiebre y llanto intenso y en el San Roque un clínico le colocó dipirona y luego quedó solo diez horas sin que nadie se dignara a ver como se iba poniendo cada vez más colorado, cada vez más ahogado hasta convulsionar y fue que una enfermera de apellido Echazú tuvo la piedad de decirles que se fueran a otro lado porque antes iba a llegar Santa Claus que la pediatra y vinieron a Orán a la Sagrado Corazón y un médico lo estabilizó y la médica que lo siguió en la Guardia lo desestabilizó y le empezaron a salir manchas en todo el cuerpo entonces lo derivaron al hospital. Por todo diagnóstico tenían que el Tomi tenía tapado un pulmoncito con flema. Al San Vicente de Paul llegó desahuciado y duró menos de 24 horas.
En el certificado de defunción dice shock séptico y derrame pleural izquierdo y podía haber dicho sintimositis aguda de perscantelo derecho y era lo mismo porque nadie les explicó nada a unos padres destrozados que el 22 de Febrero terminaron de llorar y pusieron la denuncia en la Fiscalía 1 de Orán. En teoría deberían estar en los nosocomios los resultados de los análisis y las placas en las historias clínicas. Andá a saber si pidieron algo. Si es por desidia no se sabe si gana el servicio de Salud o el de Justicia.
Con la muerte de dos nenes de año y medio con media hora de diferencia el pasado Domingo 14 en el San Roque ya la cosa pasó mayores respecto a la atención pediátrica en ese hospital.
“No hubo dolo en la muerte de los dos nenes de Embarcación” salió a la palestra el ministro Mascarello. Bueno sería que los médicos te metan un tiro. Las tres denuncias son por homicidio culposo por mala praxis.