“Creo en Dios, creo en Buda, creo en el I Chin
creo en todos los mormones y en el Tao te kin
creo en Cristo y en Jesus y en lo Ayatolas
y te juro por Dios que creo en Satanás
creo en platos voladores, creo en el amor
y también creo en al odio y creo en el rencor.

Creo en el Pastor Jimenez, creo en Rasputín
y hasta tengo una secreta fe en Tribilín
pero a vos ya no te creo no te creo más,
no te creo ni la hora ya no me engañás
y no sé si estás mintiendo o es que delirás
pero sé que vos a mi ya no me agarrás más…”
No me agarrás más      Leo Masliah

En cuestión de creencias no hay límite. Se puede creer en extraterrestres, en extraterrenos, en monstruos, en dioses Olímpicos, Celestiales, en muchos, en uno, en divinidades que viven en el limbo y les importamos un pedo contra portadores de luz que quieren enseñarnos el “camino del bien” y es a nosotros que nos importa un pedo. Se puede creer en vacas sagradas, en cacahuates de redención, en astroboy o en que si soñás que te morís te morís. La oferta de creencias en la historia del mundo es inacabable. Podés creer en un libro revelador como en los grandes monoteísmos surgidos en occidente de las tradiciones judías, el Cristianismo, el Islamismo y todas sus infinitas fracturas de Iglesias que se cortaron solas con una interpretación propia del libro para el manejo autónomo del negocio de la fe. Los evangelios o evangelistas son unos. Tienen unas diferencias doctrinales y de rito respecto a los católicos y lograron en los sectores más desprotegidos competir con el aparato monumental de los Papistas. Las liturgias no tienen palabras raras en latín y la gente canta alabanzas a ritmo de cumbia o entrelazadas en las canciones de moda de la radio. Se sienten más a gusto que con el protocolo de disfraces brillantes, calíces de oro y órganos monótonos de tres siglos atrás. Che, tocá una que sepamos todos hermano.

Hay templos evangélicos por todos lados, algunos con una lona de techo sostenida con unos palos, tablado y unas banquetas, todos más humildes que los pomposos edificios católicos. Te sentís como en tu casa. Igual que en todas las religiones (las empresas que sostienen las creencias) HAY BUENOS Y MALOS como que la idea del bien contra el mal es el inicio mitológico general. O dicho de otra manera están los que creen de verdad (creyentes) y los chantas que buscan sacar ventaja de esa obnubilación.

En la Iglesia Movimiento cristiano y misionero de Pichanal hacía rato habían conchabado a un “hermano” llegado de Córdoba que ayudaba en el Culto. Ahora nos dicen que varios no se animaron a preguntar qué hacía el tipo ese ahí que habían metido en la Casa del “Señor”. El Sábado 15 al mediodia entró un desconocido en la Distribuidora de lacteos y fiambres Donat de la Guemes y usando el poco educado recurso de apuntar a las empleadas con una pistola se llevó la plata de la caja. Una lo reconoció. Es el Cordobés de la Iglesia del barrio Salamanca, le dijo a la Policía en la denuncia.

Cuando fueron no estaba y al rato lo levantaron a un par de cuadras, en Islas Picton e Independencia. “Ya sé porqué me buscan” dijo sin inmutarse y de su pieza en la Iglesia secuestraron la ropa que usó en el robo y debajo de un tanque de agua en el patio la plata y una buena réplica de un pistola en plástico. Trece mil veinticinco pesos lo recuperado.

El falso creyente de la falsa pistola había mostrado su verdadera cara de delincuente. Fue identificado como Hugo Ariel Maza de 37 años con domicilio en la ciudad de Córdoba.

Dijo haber cumplido ocho años de cárcel en una reunión. Asistía al Pastor. No sabemos si el Señor de los evangelistas lo perdonará lo que es la Fiscalía Penal de Pichanal lo acusa de robo calificado.