“Tenía el prurito del movimiento, era un goloso visual, entraba en éxtasis frente a la mercadería por el dinero que representaba…”
El juguete rabioso Roberto Arlt
A río revuelto ganancia de pescadores. La desesperación hace a la gente vulnerable y los ladrones lo saben, solo que esta vez los ladrones también están desesperados y son tan vulnerables como sus victimas igualados todos por el efecto fin de los tiempos del coronavirus. En el naufragio, empero, los choros no van a aprender nuevos oficios, continúan con su trabajo habitual.
A chorear que se acaba el mundo. Merodean, relojean, están atentos al menor descuido, para abalanzarse sobre lo ajeno. El día antes del comienzo de la cuarentena obligatoria rompieron los tres candados de una casa del barrio Vialidad frente a la ruta 50 para rapiñarse los electrodomésticos. Era la casa de un policía. Pronto tuvo unas filmaciones de vecinos en las que se veía pasar en moto a una ex convicta del Mitre trasladando cosas con un chango.
Hace rato venían “ganando” por la zona. La identificaron como Graciela Jurado salida de la cárcel dos años atrás. De la casa del amigo recuperaron el televisor, dvd y todo lo demás robado. Fue encausada por robo. Eligió la casa equivocada porque así como es muy difícil venderle carne podrida a un carnicero si le afanás a un Cana tenés todas las de perder. Es el oficio. Tendrían que poner el mismo empeño en todos los robos pero bueno.