“Le salían, como espuma por la boca, nombres entremezclados, historias sucias, quejas desaforadas…”
Cabecita blanca Rosario Castellanos
Hoy en la mañana tres guadiacárceles escoltaron a tribunales una interna de la Unidad carcelaria 9 de mujeres protagonista de una pelea muros adentro. Era la reincidente Chili de 29 años condenada por tercera vez en abril del año pasado por asaltar a una señora con una punta. Estaba muy alterada.
Lloraba a moco tendido en los baños del ala derecha pegados al servicio médico para terminar armando un escándalo de gritos frenéticos en los de la izquierda. Intratable. Gritaba que le pegaban con unos alaridos desgarradores y pedía socorro a los empleados espantados e impotentes. Fueron momentos de mucha tensión. Las oficinas se vaciaron. Todos pendientes de la presa furiosa que parecía la estaban despellejando.
El servicio penitenciario activó una salida express por el fondo de los juzgados de familia y se la llevó a mil en la camioneta. La chica es adicta, según contó en el juicio, pudo ser una crisis de abstinencia.