“Detalle más detalle menos, ésta es la historia. Señora: la detengo por el asesinato de Riquelme. Búsquese atenuantes y buena suerte. La rubia lloró amargamente, pero ni hubo nada que hacer…”
Una bala para Riquelme Facundo Marull
En los asentamientos Gauchito Gil de la Colonia Sara Noelia viajo a Salta y al volver notó que en descalabro de su casa revuelta faltaban el TV plasma y dos mil pesos. Desconocidos se habían descolgado por la ventana. Ahí estaban sus pisadas gatunas. Sospechó de inmediato de sus vecinos poco recomendables y de fama ladronil. Eran ellos.
En un par de horas los civiles de la Comisaría averiguaban dónde y a quién le habían vendido el Hitachi 32”. Lo secuestraban de la compradora del ofertón de origen incierto en avenida Manero al 300.
Del domicilio de uno de los cacos apuntados, Alex Facundo Gutierrez (18) y Matias Brian Montero (19), recuperaban los dos mil pesos intactos. No habían gastado ni un centavo.
La Fiscalía dispuso se los encause por hurto y a la adquirente de su botín, por encubrimiento.
LO EXTRAORDINARIO ES QUE LA COMPRADORA (PRIMERO FELIZ LUEGO INFELIZ) COMETIÓ UN DELITO MÁS GRAVE QUE QUIENES LE VENDIERON EL PLASMA MALHABIDO. LA PENA POR HURTO ES DE UN MES A DOS AÑOS DE CÁRCEL Y LA DE ENCUBRIMIENTO DE SEIS MESES A TRES AÑOS. La baratija le puede salir muy cara.