“…El mono es siempre mono y el tero es tero
y vos sos cualquier cosa si es que hay dinero
el mono es siempre mono y el tero es tero
vos sos azul o rojo,si es que hay dinero…”
Ya no te creo hombre Horacio Fontova
El avance arrollador en pos de igualar los derechos de todos los seres vivos del planeta nace de la conciencia que la especie humana es una más de las especies animales. Somos animales con características únicas. No es que se confundan los derechos humanos con los derechos de los animales, son los mismos. Un oponente que nunca falta dirá que algunos de la variedad homo sapiens son más animales que otros, lo que en estos días supondría no una ofensa o insulto sino un valor, si soy más animal que otros ergo soy mejor. Por conductas o por semejanzas fisonómicas a muchos animales humanos se los apoda con nombres de animales no humanos. Le dicen “Jirafa” a los de cuello largo, “Oso” a los grandotes, “Conejo” a los de incisivos grandes y “Burro” a los de… bueno sigamos. En la Colonia Santa Rosa dos changos cuyas conductas nuestras abuelas hubieran calificado de animaladas cayeron presos las últimas semanas. El “Cari pollo” o “Cara i pollo” y el “Sapito”.
El 11 de Enero supieron que el Cari pollo Jose Luis Vargas (21) del Jesuitas, uno que entra y que sale desde su más tierna infancia por delitos contra la propiedad, no había perdido sus mañas. Lo tenían filmado en un lavadero llevándose una hidrolavadora, sospechado de haberse apropiado y vendido en las fincas unos reflectores del Club Ferro y de sustraer dos mochilas de fumigar de una casa de avenida Jesuitas, siempre trepando tapias como araña más que como pollo porque los pollos no son muy de escalar. Quedó preso sumando varios hurtos con escalamiento a su largo prontuario.
El Domingo 20 apresaban en la calle a uno de los denunciados como motochorros por una chica de 19 años a la que le robaron su Samsung J7 en la calle San Martín casi Jujuy. Actuaban en una Corven roja 150cc. Era el Nelson Javier Chauri (23) del Manero.
Su socio, que lograba escapar por los fondos del municipal con el celular no era otro que el “Sapito” Abel Segundo (21) de la misma prosapia que el Cari pollo.
Secuestraban la moto.
En paralelo los civiles reparaban en unos tipos que al ver la patrulla huían como murciélagos haciendo ruidaje en una 110 sin carcaza que, secuestrada, daba que era robada. Ya habían limado el número de chasis como si tuvieran dientes de conejo pero todavía no, el número de motor.
Acusado de hurto calificado quedaba guardado un muchacho de barrio parque los Pinos de 19 años. Unos leones los civiles.