“No hay que tener hijos acá…”
Rambla triste Mariana Enriquez
Lo de la red internacional de trata de personas que en agosto se promocionó con la detención de dos hermanos bolivianos y una mujer de 37 años que acababa de tener una beba en el hospital no fue para tanto. Más puede contarse como una informalidad temeraria entre gente de campo muy humilde sin intenciones siniestras.
Una mamá acuciada por los trabajos pesados de la finca el hermano preso el marido ausente sin plata y el terror de la promesa de su propia madre que si traía la bebé se la iba a dar de comer a los perros se la pasó a una comadre María Lindaura Caiguara Ortiz (62) de Bermejo que a su edad no había superado perder una nenita y aceptaba adoptarla y cuidarla junto con su hermano radicado en Aguas Blancas Evaristo Caiguara Ortiz (61) un plomero apodado “Gerardo”.
Apenas la llamaron de la Comisaría de la frontera la llevó punta en blanco. Divina y limpia entregó la criatura. En unos días, el 22 de agosto, tenían turno en el registro civil de Orán donde pensaban hacer la adopción. Suponían era un trámite.
A esto y con el escándalo en la Justicia y en los Medios la madre de la madre biológica entró en razones y su hija arrepentida reclamó criarla.
Ayer los Caiguara, detenidos en la cárcel de Guemes, fueron liberados por la Jueza federal de Tartagal gestión de su abogado defensor Cristian Illezca que prevee un juicio abreviado para cerrar el proceso de supresión del estado civil de un menor.
Tienen que correrse a firmar cada quince días y no se pueden acercar ni a la bebé ni a su familia.