“Entonces empecé a planear la manera de entrar en aquella habitación, pues ya había entrevisto en ella vitrinas cargadas de objetos…”
El acomodador Felisberto Fernandez
La exagerada impunidad que gozan los ladrones para ejercer su desafortunado oficio es contraproducente. Esa libertad de acción no los hace mejores, los hace peores, más violentos, más irracionales. Agregue usted la facilidad tenebrosa mediante la cual consiguen un arma, de fuego o de filo, sume un psicoactivo legal (alcohol) o ilegal (paco) que los ponga del coco y tiene usted un potencial asesino.
Ayer Domingo en el barrio Justo Juez (ex Matadero) de Pichanal reportaban un robo con la victima tendida en la calle en medio de un charco de sangre. La concubina (29) del herido informaba en medio de una crisis de nervios que tres personas, dos hombres y una mujer, habían entrado a su casa y llevado un televisor. A uno lo conocía, era del barrio vecino 9 de Julio y se llamaba Augusto.
Cuando Pedro Francisco Hernandez (32) los corrió le metió un puntazo en la panza. Escapando luego en una moto. Mientras Hernandez era derivado a Orán en un estado catastrófico de evisceración la Policía detenía a los autores de lo que se caratulaba en la AP 1581/20 como hurto y lesiones graves.
Eran Augusto Joaquín Agüero (27) y su pareja Damaris Cruz (24). De la cintura del sospechoso secuestraban un cuchillo hechizo de doble filo.
“AUGUSTO ME LESIONO Y SE LLEVO EL TELEVISOR DE LA CASA” había logrado decir el acuchillado al ser recogido ensangrentado frente a la vivienda contigua a la suya.