Cuando en Junio pasado en Río Gallegos la Cámara criminal condenó a perpetua a Oscar Biotti culpable de homicidio calificado por odio a la identidad de género (travesticidio o transfemicidio) contra la trans Oranense Marcela Chocobar (26) de barrio Aeroparque a quien mató y desmembró y de la que hasta el día de hoy solo se recuperó su cráneo quemado, los Medios le dieron un enorme espacio. Más allá del atractivo macabro que el hecho tiene. El crimen de odio es una figura creada en 1985 en Estados Unidos y busca proteger a las minorías históricamente marginadas, discriminadas o desaventajadas por cuestiones raciales, de color, de religión, de discapacidad o de orientación sexual. Los asesinatos, son, en general, brutales, como el de Marcela.
Del 2000 al 2012 contamos ocho crímenes de odio en Orán. Solo dos se esclarecieron y los criminales tuvieron penas menores. Seis permanecen impunes.
“El asesinato no se trata de lujuria y no se trata de violencia. Se trata de posesión”
Ted Bundy.
Liliana Nancy Segundo tiene 24 años. Hace menos de un año que volvió con su madre a la villa Rallé de Pichanal. Trajo tres hijos Oranenses de un concubinato que no terminó bien. Dos nenas y un varoncito. Para poder mantenerlos trabaja de prostituta. No hay otra cosa. Los noches del Cruce son una chance para sobrevivir… o para morir.
Como yendo a Salta por la ruta 34. Nueve kilómetros del Cruce de Pichanal. En ambos lados hay caminos de tierra por los que se ingresa a las fincas. Si va a la 12 80 debe tomar a la derecha. Después de una primer curva hay la estructura de un tinglado en desuso y más allá, a unos seiscientos metros de recorrido desde la ruta, una cresta de monte. En ese lugar los buitres, cuervos y chimangos que revoloteaban en círculo alertaron al encargado. Era la tarde del Viernes que daba inicio al mes de Diciembre.
Los restos negros y putrefactos de una mujer estaban en un claro de la vegetación. Por la voracidad de las aves de rapiña casi no le quedaban partes blandas. La cabeza, una calavera amarronada con pelos, yacía a un metro del cuerpo. Tenía un orificio de bala en el occipital del lado derecho.
La prostitución es un oficio peligroso pero en la zona del Cruce mucho más. Lo sabía Liliana y también su madre que le recomendaba no salir. Una madrugada había llegado toda mordida y otra con el cuello morado por un intento de estrangulamiento. El último día anduvo con una hermana de 16 (también prostituta) y otras chicas. La vieron subir a una camioneta bordó de un tipo violento que ya tuvo problemas con varias. Nunca volvió.