“Y yo, que no era propensa a las ojeras, sentía como las ojeras se ahondaban bajo mis ojos sorprendidos…”
La felicidad clandestina Clarice Lispector
Apenas una hora había pasado de la medianoche de ayer Jueves 14 de Marzo cuando una mujer ensangrentada entró en la Brigada de Investigaciones de la calle 9 de Julio. Es vecina. Lorena de 43 años. Tenía una herida en el cuello y otra en el abdomen que se apretaba para parar la sangre. Decía que había sido el “Paraguayo Aguero”, un amigo del hijo que vivía a la vuelta. Se había presentado a pedirle un vaso de agua excusa para acuchillarla sin más trámite. El motivo, debía inferirse, en la urgencia y los nervios que llegara la ambulancia lo más rápido posible, robarle su Motorola negro, cosa que logró.
Trasladada al hospital el cirujano consignó dos tajos de arma blanca, el de la región cervical y el de la panza, más profundo, con lesión intestinal. Para esto la gente homicidios y sus colegas brigadistas caminaban a la casa del señalado, un ex convicto de robo, y lo detenían. El tipo se tiraba al piso y llamaba a la victima “esa vieja borracha”. Lo identificaban como Ricardo Alfredo Gauna (25) alias Paraguayo Aguero. Los cargos están entre robo calificado y lesiones o tentativa de femicidio.
Según versiones de momento el chango quería relacionarse con la mujer que lo rechazaba por ser mucho menor. Pudo ser un ataque de despecho. La victima está internada en Cirugía y le han dado un tiempo de recuperación de sesenta días. El caso encaja si se piensa en un ambiente de alcohol y drogas. Al Gauna la mujer lo conoce bien y vive a la vuelta. Le pegó esos cuchillazos y se fue a su casa. ¿Solo que haya delirado haberla muerto?. Es absurdo. La violencia contra la mujer tuvo otro remezón en Orán. Y van.