“Me aguardé la pistola debajo de la pretina del pantalón…”
La llovizna Juan de la Cabada
La gendarme de guardia el día que un preso se les piró de la playa de detenidos del Escuadrón 20 dijo haber escuchado como que se descolgaban del techo por el ruido de la malla metálica y algo que caía escabulléndose. Pensó que era un gato. No le erraba tanto. El preso era Jésus María Albornoz de Caballito un tipo con antecedentes de pistolero reciclado a narco como el Coya Rojas, como el Gringo Palavecino, como el Juansuti Aguilera por nombrar algunos marginales de una lista interminable.
El 17 de noviembre llevaba dos semanas desde que lo pillaron con cuatro kilos y medio de cocaína en el 28. Intentó sacar una 11.25 que llevaba al cinto.
Los propios lugareños de las fincas Solasuty arriba avisaron en fiscalía que el prófugo andaba en una moto como un fantasma herido. Lo pillaron con su mujer la noche del martes 26. Esta vez cargaba una nueve milímetros que otra vez intentó pero no pudo usar. Fue de sopetón a la cárcel de Güemes.
En la audiencia de imputación con la defensa de la abogada Cecilia Barba denunció que lo golpearon y lo colgaron. Tiene escoriaciones. La Jueza federal de Tartagal que interviene dispuso se investigue si hubo apremios ilegales en la recaptura.