“Ange pyhare apáy che’anga’u, mba’éicha piko peichaite peve che año chereja…”
(Anoche me desperté lamentando por qué me dejaste así tan sola)
Mbohapy jasy Ida Talavera
Los changos que padecen la droga el alcohol el aburrimiento crónico y la pobreza están bajos de defensas, son como los inmuno deprimidos que mata el coronavirus, extremadamente vulnerables a las pandemias más módicas por ejemplo una discusión o una mala macha. Librados al destino cantado de alguna forma de muerte tanto la de una terapia intensiva conectados a un respirador como la de una cárcel alternativas a la tumba lisa y llana.
En la mejorada Villa Rallé de la Nueva Jerusalem donde en su momento se mudaron los guaraníes del Cruce de Pichanal cambiando los ranchos en casillas de barrio hay mucha juventud en esas condiciones.
En los fondos conocidos por Dinarco, la empresa constructora del complejo, se produjeron dos crímenes en el lapso de un año y distanciados una cuadra, ambos episodios semejantes de violencia juvenil donde murieron un chico de 21 y otro de 19 años a manos de un igual con el que más de una vez habían compartido.
En Junio del año pasado el “Chino” Nelson Jurado (21) sesgó la vida del Dario Sajama con un sierrita y ayer el Maximiliano “Maxi” Rosales (24) acabó con Angel “Gordo” Segundo mediante una tijera. El escenario: la calle, el motivo: una bronca insulsa, de borrachos.
En el caso de Segundo llama la atención que siendo el hecho a la una y media de la mañana no haya sido derivado a Orán hasta las ocho cuando ya era muy tarde, quizá por todo esto del apuro sanitario de la peste tan temida. Era, sin embargo, un paciente en riesgo, un chico pobre.