“ A mí de no ser libre me ahoga la pena
y, más que no ser libre, la soledad…”
De prisión a prisión (fragmento tango) Vicente de la Vega
Gracias al bendito coronavirus todos hemos experimentado el drama del encierro. No importa sea para nuestro bien o para nuestro mal aguantar la angustia de las cuatro paredes es enfermante. En carácter de aislado, demorado, detenido, procesado, condenado o recluido por tiempo indeterminado. Sea en el hogar dulce hogar o en una celda de Comisaría, el primer peldaño de los confinados por la ley.
Tragedia sobre tragedia la muerte puede sorprenderte.
Orán tiene su luto carcelario.
Tomando los últimos quince años recordamos en Junio del 2005 cuando en la alcaidía situada en los fondos de la Comisaría 20 amanecía sin vida el “Charqui” Oscar Alejandro Martinez (23) del San Ramón y en medio de un escándalo de acusaciones contra los guardiacárceles una doble autopsia establecía causa de muerte una insuficiencia aguda respiratoria que no era coronavirus sino que la viceras del abdomen le habían roto el diafragma e invadido la cavidad torácica. Lo acusaban de integrar una banda de ladrones de bicis y motos.
Ni que hablar del alojamiento de menores en los altos de la Comisaría 20 donde en sendos incendios de Octubre del 2006 y Diciembre del 2008 el saldo funesto fue de diez chicos quemados.
Hace seis años, en Julio del 2014, un hombre de Caballito acusado de vender droga murió en la 20. Eusebio Rodolfo Cardozo (44), sufrió, dijeron, una crisis de hipertensión con taponamiento de una arteria del cerebro. Al mes siguiente en el Penal Lisandro Ismael “Lechucín” Antonio (33) de Estación preso por homicidio y lesiones graves, sucumbía por muerte súbita de acuerdo a la pericia oficial.
Tras otros seis años este seis de agosto su primo el “Tigre” David Eliseo Diaz (28) sufrió de ahogos hasta que murió en el antiguo sector del cuerpo femenino de la Comisaría 20.
Con los retrasos del protocolo pandémico la autopsia indicó problemas pulmonares (edema) mientras sus familiares protestaban en las radios oliendo un asesinato descreídos de la ausencia de lesiones del informe forense. Diaz tenía un frondoso prontuario en delitos contra la propiedad y ahora lo acusaban de abuso sexual.
Sus compañeros declararon al GAP que le costaba respirar al parecer secuela desde que estuvo internado por un cuchillazo. Todos estaban empastillados.
Justamente la droga, los desacuerdos sexuales o la brutalidad policial sobrevolaron invariablemente los casos. Cuando los incendios se imputó a los guardias de estrago doloso siendo luego sobreseídos en Juicio.
Los presos: población de riesgo, con o sin Covid.