“La cámara trataba la indiferencia del cadáver con frialdad experta, prolongaba su existencia en ondas espaciales, era todo lo que podía hacer. Luego giró su hocico hacia arriba para mostrar una luna creciente. Y el conductor comentó, con ojos desorbitados, la belleza del paisaje…”
Los electrocutados J P Zooey
Disculpas anticipadas por el uso léxico inadecuado. El último fin de semana de Enero fue una mierda.
Con el asesinato de un chico de 18 años, el Toni Quiroz, que vivía en Salta y ahora estaba en Pichanal, a manos de un pipero delirante que lo vió como el que lo hacía carnero con la mujercita, a la que ya antes había mandado apuñalada al hospital por su pecado, y no tenía nada que ver que no fuera la galantería de quien ve una dama en problemas y la ayuda. Increíble. Feroz. Irremediable. Hecho solo concebible al oscuro de la droga, de la vagancia, de la ignorancia y a la proyección tóxica sobre los otros para vengarse de su propia vida desgraciada. La del Kolino Iván Mendez (19), el homicida.
Con los dos ahogados del Elordi, dos Oranenses, el chico Ariel León (23) del Constituyentes, al que quiso auxiliar su suegro, por lo que sabemos el papá del novio de la hermana, el “Ruso” Juan Carlos Avellaneda (59) y a los dos se los llevó el río crecido.
y no pudimos sino acordarnos de otros mártires del Bermejo comenzando en el mismo lugar el 3 de febrero del 2003 cuando el Quico Omar Cuellar de 16 años, del barrio Norte de Embarcación, se tiró para salvar a la noviecita Alicia que se ahogaba. Lo logró pero a costa de su vida.
Memoramos la muerte del Cordobés Miguel Angel Navarro (40) el 21 de Enero del 2011 en el Pozo Sarmiento luego de salvar al hijo de su compadre que se resbaló en una piedra y cayó, abrochando estas citas incompletas con el Maxi Maximiliano Alvarado de 13 años del Bordo que se arrojó en la Quena sin saber nadar y logró sacar a sus compañeritos a los que se llevaba el agua. Fue el 4 de Diciembre del 2014.
En el caso actual de Avellaneda no pudo rescatar al chico y se fue con él. Y veníamos del Sábado con la tormenta y un nene sacudido por la descarga eléctrica de un cable cortado.
Empero el Domingo hubo la mayor concurrencia de las tres noches de Corsos y se quedaron hasta las seis de la mañana del Lunes bailando y cantando.
Cerca del mediodía el asesino de Quiroz era trasladado a Fiscalía del GAP de homicidios a declarar. Allí estaba la madre de su victima, desconsolada, queriendo saber qué había pasado. Había pasado lo que los padres del preso dijeron temer a la llegada de la Policía “¿Lo mataron o mató a alguien? ya estamos cansados…”.
Epílogo para un fin de semana de mierda. A pesar de los Corsos.