“Armado de agujas, tinta china y colorantes vegetales dibujó en el vientre de la mujer un hermoso, enigmático y afilado puñal…”
Tatuaje Ednodio Quintero
El hecho no estaba en discusión en el debate que debía terminar hoy en la Sala II de Juicio a cargo del Juez Raúl Lopez. Marisel Anahí Jaquet (19) había matado de una puñalada en el corazón a su pareja Lucas Mariano Tolosa (23) la noche del 8 de Octubre del 2017 en una de las piezas sin ventanas del inquilinato de don Ibañez de Moreno y Dorrego.
Había confesado desde el primer momento ser la autora del homicidio. En ese momento tenía 17 años y criaba una nenita que no era de Tolosa.
La cuestión radicaba en las circunstancias del hecho. Ella tenía lesiones en el cuello, en las piernas y en la rodilla.
Que Tolosa era un adicto violento con las mujeres lo probaba no solo la denuncia que con su madre le habían puesto unos meses antes sino una segunda del 2014 de otra pareja a la que sometió a iniquidades, tanto que se escapó a Cordoba, porque el padre lo estaba buscando para hacerle pagar los golpes a la hija. La Brigada lo buscaba además por robos de celulares.
Jaquet contó que para defenderse de sus arremetidas violentas agarraba el cuchillo y eso lo amilanaba. Esa noche trató de ahorcarla (de ahí las lesiones) y cerró la puerta con llave, entonces, reaccionó. Lo encontraron sobre la cama sin otra lesión que el tajo en el pecho.
La fiscal Claudia Carreras dijo que había que evaluar su conducta bajo la perspectiva de género. La imputada se defendió del tipo que la maltrataba y no aceptaba terminar la relación. Era un exceso en la legítima defensa. Pidió un año de prisión en suspenso. Para el defensor era legítima defensa lisa y llana ¿con qué se podía defender la chica de los golpes? ¿a trompadas?.
Para Lucinda Segovia querellante de la familia de Tolosa era un homicido sin atenuantes. Lopez dijo que mañana Martes dictará la sentencia.