“Papá le decía a mamá que no le molestara y la insultaba…”
¿Qué hice el domingo? Quim Monzó
En noviembre del año pasado una mujer de Campo Chico lleva a su hijito de tres años a Salta para una rehabilitación por los efectos devastadores en su cuerpito de una infección de salmonella. Se hace confidente de una asistente social a la que narra la violencia que sufre por parte de su marido. El tipo con el que vive, según su relato, es un monstruo. Le pega constantemente, borracho, con una goma de moto, hasta le ha clavado un cuchillo y la ha hecho sangrar gritándole PUTA entre un sinfín de iniquidades. Le agarran ataques de celos. La asistente denuncia lesiones.
Cuando llega a Género no solo le pega, además, la viola. Durante su penosa vida marital dos veces en el 2020 y en el 2023 la ha forzado, ahorcándola, amenazándola, después, normal.
El padre de sus hijos es un albañil de 30 años.
Defendido por el abogado Santiago Savoy llega a instancias de sentencia en la Sala II de Juicio. Dice que la victima es él y sus hijitos mal cuidados. Que los maltratos fueron recíprocos.
Savoy alude a las reflexiones del ministro de Justicia de la nación Cuneo Libarona sobre el daño y la injusticia que la ideología de género a través de denuncias falsas ha provocado “se creó una concepción hipócrita de que la mujer no miente” y de la presión por los Jueces desbarrancados por no convalidar la opinión de las fiscales. Un alegato importante pero no eficaz.
Al acusado le dieron ocho años de prisión.