“El abuelo está sentado frente a la casa en medio de una gran mancha de luz. El sol le golpea desde arriba y a ratos la cabeza desaparece en una llamarada que le baja por el cuerpo…”
Otra gente Haroldo Conti
Guiarse por un olor es más viejo que la escarapela lo que es nuevo es la odorología forense que utiliza los particulares hedores humanos para resolver crímenes como si fuera un adn. El extraordinario olfato de los perros sirve para probar tu presencia, por ejemplo, en el teatro de un asesinato, perdido por tus inigualables rastros olorosos.
En el caso del abuelo Juan Ángel el “Loco” o el “Chueco” Parada (74) muerto a puñaladas a mediados de Abril en su casa de viudo de las 83 viviendas de Hipólito Yrigoyen se utilizó la ciencia para determinar si los sospechosos, dos changos y dos chicas, estuvieron o no compartiendo en su última noche.
Sobre las sillas del comedor dejaron venticuatro horas unos paños que una vez contaminados se cotejaron con las muestras del “Tuerto” Alvaro Ramiro Cuellar (26) y del “Leo” Leonardo Vasquez (25). Eran el mismo olor. Juraban que no habían estado.
Ellos junto a Rosario Beatriz Franco (20) y una amiga de 16 años recluída en un alojamiento de menores en Salta, llegarán Juicio en la Sala I en los próximos meses acusados de homicidio agravado. El cuarteto se armó con el señuelo de las chiquilinas con la finalidad de desplumar al viejito al que terminaron matando.
Dos meses antes Cuellar, un chico devastado por la droga, se le había metido en la casa y le había robado el televisor con la suerte que lo vieron escondiendo el aparato debajo de un auto y pudieron recuperarlo. Lo tenían marcado al hombre.
Su olor los perdió. Dicen que fue el segundo caso en la provincia que se aplicó la odorología. En algunos países se están implementando bancos de olores humanos para cotejar con los de las escenas criminales, el perro entra, huele y luego en el registro de olores se para frente a la casilla del responsable. Parece ciencia ficción.
Lo cierto que para esclarecer la muerte del querido abuelo Trapichero sirvió.